De las pieles color canela y otros demonios

Ese exquisito color dorado, canela o acaramelado

Descarga en mi cuerpo un millón de hormonas

Desatando un diablillo lujurioso

Hipnótico como pegajosa telaraña

Parece que esos tonos fueran mi Kriptonita

Me dejan sin aliento, hasta pierdo la fuerza de voluntad

Mis sentidos se alteran

Y como oveja al matadero voy a parar

Macabros tonos dorados

Despiadados gozan como me derrito sin mayor resistencia

Sucumbo tan fácil como la tabla del uno

Ante el placer y el fetiche que a mis ojos produce

Pieles canela y otros demonios

Que me hacen cautiva, presa de mis propios instintos

Y entre sus excepciones

Marcan las prioridades y siempre están al alza

Y termino este escrito

Sufriendo el martirio y la angustia

De estar embelesada por una de esas tantas

Sabrosas variedades…


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